DÍA 08: ANATOLIA CENTRAL - DOGUBAYACID (1029 KM):
Está claro que cuando el cuerpo necesita descansar te lo hace saber y si no le prestas demasiada atención encuentra la manera de arreglárselas para hacerlo por su cuenta. La cuestión es que de madrugada oigo llover fuera y me doy cuenta de que me he quedado sopa con la tablet en la mano y de que es inútil resistirse a los cantos de Morfeo y me abandono definitivamente al confort de la cama de matrimonio mullidita.
Total, que hoy de levantarse pronto nada de nada y a las 8 (como un dominguero cualquiera) bajaba a desayunar y aún gracias, y a las nueve salía de ruta con unos 1000 km por delante en plena Turquía oriental... una apuesta arriesgada cuanto menos...
Pero mira tú por donde que a pesar de que el 50% de día las carreteras estaban en un estado delicado de semi-arreglo, con desconchones, asfalto y grava a medio tirar, etc, el otro 50% eran carreteras en perfecto estado y súper rápidas que me han permitido mantener un ritmo muy elevado. He conseguido igualmente mantener mi casillero de paradas de la policía a 0 hasta el día de hoy, toquemos madera para que siga la racha (que va a ser que no porque le zumbo a la superternera cosa fina aprovechando la inacabable potencia y que he dosificado el peso balanceado de tal forma delante-detrás que me permite un paso de curva sorprendente a pesar del evidente sobrepeso). Claro que cuando los policías son simples figurantes de cartón piedra la cosa es más fácil...
En determinado momento he encontrado un puente colgante por un lado y una pasarela medio destruida por otro ("-maestro ingeniero, que la pasarela que hicimos se está derrumbando. -quita, quita que mientras no se caiga nadie no se nota...")
I digo yo... ¿a ver si adivináis por cual he pasado?
En definitiva, que me he dedicado casi toda la jornada a dar gas horas y horas (lo que yo llamo pasar el día enchufado a masa, con la mente distraída en repasar y reordenar los acontecimientos de días pasados) y he conseguido llegar a mi objetivo Dogubayacid justo al ponerse el sol, a tiempo de echarle una foto de lejos al mítico y bíblico Monte Ararat (del que os hablé en el 2008 y que por un lado místico debería de tener el Arca de Noé en su cima y por otro más prosaico es motivo de disputa territorial entre Turquía y Armenia que siguen con las fronteras cerradas entre ellos), otra al Isaak Pacha Sarayi ya iluminado, y finalmente montar la tienda en el Murat Camping que hay justamente debajo del Palacio. ¡Un lujo! Mañana os lo enseño todo ya con la luz de día.
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